Que la fuerza del miedo que siento no me impida ver lo que quiero. Que la muerte de todo en lo que creo no me tape los oídos y la boca. Porque la mitad de lo que soy es lo que grito, pero la otra mitad es silencio. Que ese deseo de irme, se transforme en la calma y la paz que me merezco. Que esa tensión que me corroe por dentro sea un día recompensada. Porque la mitad de lo que soy es lo que pienso y la otra mitad es un volcán.